sábado, 17 de noviembre de 2012

Episodio 1.


Con Ángel, al igual que con las otras dos actrices protagonistas, ya había trabajado anteriormente. Con Anna Elías escasamente hacía un par de meses en un corto. Con Marina Fita, si no me falla la memoría en cinco proyectos. Ninguno de nosotros había hecho nada como Tabula Rasa, pero había suficiente confianza entre nosotros para saber que se intentaría hacer lo mejor posible.
Para poder llegar a la localización de la entrada a la mina donde se esconde el vampiro, en el desierto de Monegros, se quedó a las 5:00 a.m. Eran cuatro horas para ir, y otras cuatro horas para volver.


Dos semanas antes fuimos a rodar planos generales y detalles, y tuvimos una temperatura de -5º, ya que se filmaba en Enero. Hacía tanto frío que costaba sacar las manos para apretar el botón de grabar de la cámara. Cuando ya llegó el momento de rodar “de verdad”, nos llevamos todo tipo de ropa temiendo al frío. Como nos pasó aquella vez, una densa niebla nos saludo, pero según salía el sol nuestro temores se disiparon. Hizo un día soleado, gracias al cual con una fina chaqueta lo soportabas bastante bien.
En mi caso(y creo que en el de todos), era la primera vez que rodaba un tiroteo, a lo cual añadir que era en un río seco en el desierto, con sus impresionantes paisajes. Coordinar a esas cinco personas armadas hasta los dientes mientras intentaban matarse, supuso un reto muy estimulante.


Un viejo amigo, Emilio Yanguas, se encargó de coordinar a la figuración que haría de mercenarios. Incluso Emilio interpreta dos personajes: el mercenario que sale por una puerta en lo alto de una montaña, y el primero de los refuerzos que matan. A los dos personajes los mata Ula con su fusil de mira telescópica. Toda la figuración que hacía de Mercenarios eran madrileños, y nos coordinamos para salir de Barcelona y Madrid, para llegar a la misma hora en aquel punto seco y frío en medio del desierto de Monegros. Nuestros Mercenarios tuvieron algún problemilla y se perdieron por el desierto, y los móviles en esas latitudes no tienen cobertura. Por suerte, fueron capaces de dar con el punto de encuentro, y fue un placer trabajar con ellos.


Ángel Vidal, amigo inseparable que ha trabajado en casi todos mis proyectos, aceptó abandonar sus papeles del “graciosillo” que se liga a las chicas, para convertirse en todo un cazavampiros. Además, con su estudio QualsevolStudio, nos hizo los títulos de créditos finales y la intro de la webserie.


Dos semanas antes de empezar a rodar perdimos la localización de la mina. Llevaba más de diez años abandonada y abierta, pero alguien se haría daño al entrar y decidieron cerrarlo. Tocó buscar otra mina y rehacer storyboard, guión técnico y plan de rodaje.


Finalmente conseguimos encontrar una mina que sustituyera la que habíamos perdido. ¡Y resultó que allí hacía más frío que en el desierto! Fue debido a que la mina atravesaba una montaña, de punta a punta, y tenía salida por los dos extremos, no la habían bloqueado. Una semana antes de comenzar a rodar sus secuencias, el actor que hacía de vampiro nos dejó tirados. En ese margen de tiempo se tuvo que buscar sustituto, vestuario, colmillos que se adaptaran a su boca, etc, etc.



Algunos planos detalles e insertos se rodaron en otra mina. Eran planos como por ejemplo el del murciélago o las vías de las vagonetas suspendidas en el vacío. Como acceder a esas minas era un verdadero peligro, decidí ir yo sólo con un par de amigos que se dedican a la espeleología y la escalada.

Aunque Lucía Sances me ha demostrado durante el rodaje que es una chica muy valiente, preferí no correr riesgos. Aquello era verdadera espeleología: tenías que quitarte todo el equipo y pasar arrastrándote por pequeños agujeros. Descender por una mina de 8 niveles bajo tierra(sólo bajamos 6), y al estar en invierno, en la parte al nivel de tierra temperaturas bajo cero, pero según ibas bajando, hacía más calor y te tenías que quitar la chaqueta.


Todos los valientes que fuimos a rodar al desierto.


0 comentarios:

Publicar un comentario